miércoles, 16 de enero de 2013

La peligrosa escalera.

Hace no mucho tiempo platicaba con un amigo sobre las relaciones sexuales/amorosas, le decía que yo veía tres caras; sexo, enamoramiento y amor. Él me decía que creía que había una más, no lo debatimos mucho pero me pareció bastante cierto, a esta etapa él la llamó "enamoriqueamiento". Desde hace unos días quiero compartirles la teoría, hoy tuve una buena plática donde salió el tema así que acá van.

Hay que empezar diciendo que lo "peligroso" de esto es que es una escalera y si no se tiene cuidado se va subiendo; a veces, sin querer.

Sexo: Pues, supongo que no hay mucho por explicar, amigos, conocidos que por equis o ye razón terminan compartiendo cama. Es obvio que en algunos casos hay amistad y hasta cierta complicidad pero hasta ahí, nada de mariposeos ni emociones, acostones casuales.
Enamoriqueamiento: Creo que ésta es muy común, salimos con alguien, nos gusta, nos emociona, hablamos seguido, leve romanceo, cogemos, la la la, ¿y si termina? si termina no importa, puede que se conserve la amistad, puede que termine pero no pasa a mayores. Nadie sufre, nadie se lamenta.
Enamoramiento: Es práctiamente lo mismo de la anterior con la graaaaaaan diferencia de que aquí uno se involucra más fuerte. Hay una complicidad más intensa, una conexión, hay cosas que empiezan a lastimar. En resumidas cuentas la persona nos importa más y por eso si se termina duele y ay, cómo duele.
Amor: El más complicado de explicar, ¿quién soy yo para decir lo que es el amor?, si empezara a describir lo que es me quedaría aquí toooooda la noche. Pero bueno el amor es eso que sólo con el tiempo, ganas y un chingo de enamoramiento se va construyendo.

Asumo que a más de uno les habrá pasado que subieron sin pensar esta escalerita, ¿no? Y bueno, los últimos dos no sólo implican gozo, pero como bien dice Drexler "y aunque parezca mentira tu corazón va sanar y va a volver a quebrarse mientras le toque pulsar", así que a besar, coger, abrazar, sentir, arriesgarse que-hasta donde se ha comprobado- sólo se vive una vez.




sábado, 12 de enero de 2013

Porque siempre es mejor llegar.

Ellos sabían que tenían que dejar las cosas de lado; una cosa es el mundo, y otra son ellos. Decidieron que debían tomarse un tiempo, un retiro, irse. Rentaron una camioneta una que lo soportara todo-incluso la nostalgia que seguro los invadiría en algún punto del viaje- en un principio él manejaba mientras ella se encargaba de la música. Disfrutaron cada uno de los paisajes, era un camino largo, no sabían su destino. Iban a quedarse donde ellos supieran que valía la pena disfrutarse. Los planes no iban bien dentro de sus vidas. Recorrían largos tramos de carretera que en su mayoría estaban a la orilla del mar, paraban a comer en lugares pequeños y a disfrutar de los atardeceres fríos con la brisa del mar en la cara.

Prácticamente no durmieron, sólo un poco en el auto, iban turnándose para manejar. Ambos tenían sueño pero el miedo a perderse era más grande. Tenían miedo de desperdiciar el tiempo, de no aprovechar cada segundo.

Finalmente llegaron a una playa muy fría, una donde el mar se veía tan hermoso; podía curar cualquier mal. Rentaron una cabaña, ella abrió una botella de vino, sirvió dos copas mientras él ponía música y encendía la chimenea. Se sentaron, él la tomó de la mano, le sonrío y le dijo«hoy vamos a ser felices».Ella lo besó, dejó de lado su copa y comenzó a quitarle la ropa, quería sentir con sus labios cada centímetro de su cuerpo. Él hizo lo propio, le besaba delicadamente los pezones, el cuello, la clavícula. Se sentían desesperados, necesitaban sentirse en cada movimiento. Al terminar se abrazaron y se taparon, estaban ahí frente a la chimenea sintiendo que no había nada más; estaban ellos, ahí. Durmieron, al fin durmieron.

Pasaron días y noches así, ella le cocinaba a él y viceversa. Bebían vino, a veces güisqui. Salían a dar caminatas por la playa, veían el atardecer. Escuchaban música, pasaban largos ratos en silencio porque habían entendido que su silencio también es una forma de comunicarse. Sus ojos se comunicaban.

Ellos tenían un límite de tiempo, sabían que debían regresar a casa. Ella manejó hasta el aeropuerto donde él compró los pasajes de los dos, iban a lugares distintos. El avión de ella partía primero, se besaron, se abrazaron, las lágrimas corrían por sus rostros. Ella le dio una nota, lo tomó fuerte de la mano y se fue. Él veía cómo ella se alejaba, bajó la mirada y abrió la nota «Discúlpame por haber llegado tan tarde a tu vida, o tan temprano».







lunes, 7 de enero de 2013

Chau año.

Como cada año éste llega con sus infinitas posibilidades de cambiar, dejar de lado lo que el pasado no nos gustó. El 2012 me dejó tanto dolor, de ése que carcome absolutamente todo, nunca algo me había hecho sentirme así. Recordar ese dolor es darme cuenta de lo viva que estoy, sufrir me hizo ser humana, me hizo ser fuerte. Dos mil doce me hizo darme cuenta de lo capaz que soy para tantas cosas, me dejó el concierto que durante tanto tiempo anhelé, nuevas amistades, viajes, metas pero sobre todo esto predomina el dolor que me quitó el sueño, el hambre y a veces hasta las ganas de vivir. Me dejó también las ganas de que se quedara en el olvido porque en definitiva ha sido el peor año hasta ahora. Me enseñó que olvidar es la única forma de perdonar.

 Este nuevo 2013 trae con él esperanzas, promesas, reencuentros y sobre todo sorpresas que me hacen darme cuenta que uno nunca debe de decir nunca.